Todo es ayer

Todo es ayer, hoy no estás,
pareces ausente y la noche,
te mira y depreda, aguarda y aviva
la luz que pronto llegará.


Sin parecerlo es ayer,
tus ojos vuelven a la infancia.
Tiempos remotos que estiran arrugas
se instalan para no volver.


Difusas ideas que tiñen de brea
la senda que has de recorrer.
El rostro vencido, la fe que escasea,
se va consumiendo en tu reloj de arena,
como un débil suspiro o una dulce voz de mujer.
Aunque no me conozcas en tu lucha estaré,
colmaré con tus recuerdos toda la pared.


Todo es ayer, no es igual,
tu barrio lo pueblan hogueras,
repletas de miedo, olvido y tinieblas,
los restos de aquel vendaval.


Sin parecerlo es ayer,
retazos de ahora se escapan,
son tallos cortados que absorben la vida,
que no caben en el saber.


Héroes de un senado o turismo marciano,
nos invaden en prosperidad.
Cuando aquí dentro no se han solucionado
con discurso impasible
y aires del pasado,
cuestiones o enigmas
que no parecen importar.
Aunque no me conozcas en tu lucha estaré,
contaré tus recuerdos en cada pared.

Pequeñas sinrazones

El alba abre el camino,
con pasos afligidos,
a aquellos que su vida han de apostar.
Puede que quizás mañana
el fiero albur le impida regresar.
Se apaga otro poblado
y aquel joven anciano (a tientas)
se queda construyendo su ataúd.


Abrasadoras tierras
donde muy lejos queda el mar,
cientos y cenicientos cavan minas de coltán.
Niños aún muchachos
con un futuro sinrazón
milllones ya cayeron, uno a uno y hacinados en sudor.


No porta ojos azules
desprovistos de virtudes,
el tiempo y la esperanza ve caer.
Su rutina no es el tendio,
tampoco es ir al cine ni leer.
Una voz desgastada
guarda bajo la almohada,
la ira que empañó su corazón.


Pequeñas sinrazones
que para muchos solo son,
vagas informaciones, que el diario plasma en un rincón.
Hoy esta primavera
está en favor del porvenir,
bajo cada palabra emerge el fuego en este abril.


Pequeñas sinrazones
que para muchos solo son,
crónicas cotidianas, que brotan de un televisor.
Polvo de mariposas
llegará para vestir
la aldea más remota, el vuelo del colibrí.

Ceguera

Qué pasará cuando se ajen nuestros ojos,
cuando estés tan cerca y no te pueda tocar,
cuando el despertar quede dormido.


De qué nos servirá, acaso, la belleza intacta,
la falsa certeza de no verte tropezar,
el infierno tras el paraíso.


Murió el candil, las masas ya no encuentran la salida,
entre tumulto y desesperación.
Vagando en vandadas, movidos por el viento,
sin planes ni sueños. Promesas de cartón.


Sus párpados les cierran el camino al horizonte,
malheridos de imaginación.
Golpean a diestro con mil bastones blancos,
salvando acaso, el recuerdo en un rincón.


Cuánto durará ese miedo que nos paraliza,
que nos ciega el alma y no deja respirar,
ese miedo que vive contigo... Y conmigo.


Qué estrella mirar, ahora que todo es abismo,
que tus pies descalzos no saben donde pisar,
por miedo a borrar nuestro destino.
Por miedo a alejarse del camino.

Tendida está

Tendida está mientras reposa la calma que nos quema,
feroz y sin piedad, ahora que este otoño rinde cuentas.
Tanto que decir entre el silencio que una vez sonó a futuro
y la voz que no acaba de comprender,
la esencia primitiva, tu papel.


Tendida está planeando acaso un viaje decisivo,
a través del cristal que hace tiempo dejo de vernos como niños.
Duerme la ciudad nuevos soles incendian la madrugada,
otras vidas soñaste conquistar,
escogiste la adecuada sin dudar.


Tendida está, indefensa, como el que espera en su asiento,
a que escampe el temporal y la lluvia ahogue todos sus deseos.
Lejos del mañana que pintaron sobre nuestros ojos,
entonces se hizo realidad
y el presente hizo trizas nuestro plan.


Tendida está en mitad de mi vida y el miedo
a la hora y el lugar, tan hermosa, en cada estrofa en cada verso.
Llévame donde las luces irradien a nuestro paso,
no perdiste la costrumbre al despertar
de seguir soñando estrellas y ojalás.

Canción de amor y siesta

Hoy despertaste bella como era de esperar,
deshanciendo cada copo, burlando al temporal.
En tu pequeño mundo de sueños y rutinas
sin que nada te haga perder la sonrisa.


Eres la brisa suave que cruza yermas fronteras,
capaz de iluminar a una gris primavera,
de hacer brotar un manantial en mi pecho
que nos da de beber del vaso medio lleno.


Tinta encarcelada se empeña en secar la canción,
mientras tu voz rescata la palabra adecuada,
el néctar de una dulce flor.
Noches de plenilunio alumbran la estela hasta ti
perfilan tu siltueta, trayendo consigo
un cielo pintado de añil.


Traes el leve suspiro que hace remontar
el vuelo de tristes aves, presas de la soledad,
de mariposas que perdieron el brillo en sus alas
y la fuerza para aguantar la carga de la semana.


Sobre el nido en que tallaste las normas del corazón,
nacen flores, manos, labios, siestas en las que se pone el sol.
Nuevas historias han de venir que nos harán temblar.
Este mayo huye fugaz con tu bendita presencia.


Aún sigues dormida y las agujas me hacen inventar
radiantes despertares, jamás explorados,
frágiles como el cristal.
El roce de tus dedos, vagando sin rumbo en mi piel
y ese latido intenso que se esparce en el aire,
incendian el amanecer.

Cuando diga de volver

Cuando diga de volver, dejará las maletas no muy lejos de la entrada,
y me dirá que el futuro esta lleno de amenazas.
Mi vida, ahí afuera nada es lo que parece,
se fundió otro otoño si un motivo aparente.
Por el surco de tus manos se ha perdido otra canción
y no sé cuantas van.
No te asustes si el azar toma la misma dirección,
nos brinda una oportunidad.


Cuando diga de volver, valorará las promesas que olvidó bajo la cama,
y no dudará que tú eres la chispa que incendia la llama,
que fuiste abrigo en la tormenta, no lo niegues,
ahora, deja que la noche termine nuestros deberes.
Ojalá fueras la estela que conduce a un dulce edén,
el viaje parte hoy y aquí.
lo imposible es lo único que puede suceder,
no te olvides de mí.


Cuando diga de volver, descubrirá su risa radiante en la ventana,
la misma de aquellas puestas en donde insigne luz le cegaba.
Mi vida, ahí afuera nada es lo que parace,
por eso, deja que la noche termine nuestros deberes.

No siempre se pierde

Renacía bajo mis párpados vencidos de cansancio,
el recuerdo suave que un día olvidaste entre las mantas del pasado.
La vida seguía huyendo, sin volver los ojos ni una sola vez,
insomnse, en la tenue caricia por la que otros sufrieron ayer.


Has pasado breve y fugaz bañando el cielo de añil,
tendré que empezar a acortar la distancia que me separa de tí.
Noches que huyen presurosas del ruido que desnuda a esa voz,
descansan bajo el pecado en busca de una suerte mejor.


Pero como no iba a estar contigo el día en que arden las estrellas
y escribiamos con lluvia, la historia sobre las aceras.
Que repletas de vida y de color. Recuerda que no siempre se pierde.


Así escapó otra luna más con esencias de jazmín,
venga que te invito, que esta última ronda pago yo, vamos al Rick´s,
pero no me des la espalda y tampoco te marches con él,
A veces la más dulce promesa, tal vez nos condene a perder.


Pero como no iba a estar contigo ahora que el miedo es coraje
y no entiende de aguaceros, tan sólo de anhelados viajes,
que despiertan y encienden mi pasión. Recueda que no siempre se pierde.